
Desayuna: Nunca olvides ingerir alimentos en la mañana, debido a que te darán la energía necesaria para realizar tus actividades. Puedes prepararte un yogur con trozos de fruta fresca y granola.
Sustituye lo frito por lo asado: Evita los alimentos fritos o que se cocinen con mucho aceite, en su lugar ingiere platillos hechos en parrilla, al horno o hervidos.
Recuerda la regla QQF (Calidad, cantidad y frecuencia): No existen alimentos malos, sólo debes saber combinarlos a la hora de ingerirlos, para que no te comas una bomba de calorías.

Come pescado: Incluye salmón, sardina y atún fresco en tus alimentos. Este tipo de productos del mar son altos en nutrientes esenciales como el Omega 3, que ayuda a prevenir las enfermedades del corazón.

No te olvides de la cena: Por las noches ingiere alimentos ligeros, que no alteren tu sueño, como una pequeña ración de nueces.

Reduce la ingesta de carne: Trata de no consumirla dos o tres veces a la semana; puedes sustituirla con legumbres y granos. También, disminuye tu consumo de grasas, colesterol y aumenta el de vitaminas, minerales y fibra.
Elige las grasas adecuadas: Cambia las opciones de lácteos bajos en grasa y elige opciones saludables para el corazón tales como las grasas insaturadas (aceite de canola, oliva y maní)
Disminuye las calorías: Al reducir 100 calorías en tu ingesta diaria de alimentos, puedes perder hasta 4.5 kilos en un año. Por ejemplo, remplaza una taza de crema por una de sopa de verduras o consomé; además, omite el consumo de queso en las hamburguesas, sándwiches o ensaladas.